Muy cerca la emblemática plaza de Zocodover, el Museo de Santa Cruz de Toledo toma su nombre del edificio que le sirve de sede, el antiguo Hospital de Santa Cruz, fundado por el Cardenal Pedro González de Mendoza como hospital general y para acogimiento de niños expósitos.

El espléndido edificio fue construido en las primeras décadas del siglo XVI, tras la muerte de su fundador, y en su diseño y ejecución trabajaron figuras tan señeras como Antón y Enrique Egas, famosos arquitectos toledanos de origen flamenco, y el maestro Alonso de Covarrubias. Estamos ante una de las obras maestras de la arquitectura del Renacimiento español. Tiene planta de cruz griega con dos pisos y un gran crucero central abierto a ambos pisos; y cuenta, además, con dos patios claustrales dispuestos entre sus brazos.

Su magnífica portada, dedicada a la devoción de la Santa Cruz, el claustro principal y la espléndida escalera de Covarrubias, en el patio principal, justifican por sí mismo la visita a este museo. A lo que hay que sumar la riqueza del contenido de sus salas; y es que, el Museo de Santa Cruz de Toledo está considerado como uno de los más importantes de España, no sólo por la singularidad de la sede, sino también por la riqueza y variedad de sus colecciones.

El museo, que tiene su sede en este bello edificio desde 1961, reparte sus obras en tres secciones: Arqueología, dedicada a las culturas romana, visigoda, árabe y mudéjar; Bellas Artes, con una importante muestra de pintura toledana de los siglos XVI-XVII, y obras de artistas como El Greco; y Artes Industriales, con ejemplos de cultura popular y tradición artesana local como cerámica, vidrios, tejidos, forja y orfebrería.

La visita por las salas que acogen las distintas colecciones nos permite admirar cientos de piezas, entre ellas algunas obras maestras en las que el visitante debería detenerse: el espectacular mosaico de las cuatro estaciones, procedente de una villa romana de la Vega Baja de Toledo y datado en el siglo IV; el sarcófago con la historia de Jonás del siglo IV hallado en el yacimiento de Carranque; un brocal de pozo en mármol blanco obra de Ibn Muhammad del año 1032; una tinaja ochavada mudéjar del último cuarto del siglo XV procedente de Torrijos; el pendón de la batalla de Lepanto (1571) de damasco de seda bordado en oro, plata y seda; la Inmaculada Oballe obra de El Greco realizada entre 1607 y 1613; o Mujer castellana (1956-1958) escultura de hierro fundido de Alberto Sánchez.