Cada año, millones de personas de todas las religiones del mundo realizan largas peregrinaciones a algún lugar sagrado. La que lleva hasta la tumba del apóstol Santiago, en Santiago de Compostela, es de las más famosas y concurridas y de las que más crece cada año. El Camino es una experiencia profunda que no viene provocada sólo por la fe sino también por las posibilidades de disfrutar de la naturaleza, el senderismo, el aire libre, la aventura, días de convivencia y encuentro, cultura y arte… Cualquier motivación es válida para este viaje. En España, desde diferentes puntos de partida –Cádiz, Málaga, Valencia, Alicante, Madrid…– surgen itinerarios que, en varias ocasiones, atraviesan Castilla-La Mancha.
Por Castilla-La Mancha pasan cuatro grandes recorridos: el Camino de Levante, el Camino del Sureste, la Ruta de la Lana y el Camino Manchego.
El Camino de Levante, de unos 750 km, sale de Valencia y llega hasta Zamora –donde se junta con la Ruta de la Plata procedente de Sevilla– y prácticamente parte la Península en dos de este a oeste.
Las etapas recomendadas para hacer a pie que transcurren por la región son de un máximo de 40 kilómetros:
Almansa-Higueruela
Higueruela-Chinchilla de Montearagón
Chinchilla de Montearagón-Albacete
Albacete-La Roda
La Roda-San Clemente
San Clemente-Las Pedroñeras
Las Pedroñeras-El Toboso
El Toboso-La Villa de Don Fadrique
La Villa de Don Fadrique-Tembleque
Tembleque-Mora
Mora-Toledo
Toledo-Torrijos
Torrijos-Escalona
Escalona-San Martín de Valdeiglesias
Aquí tienes información detallada de cada etapa.
Se adentra primero en tierras albaceteñas por los paisajes ondulados de Almansa –corona esta ciudad uno de los más impresionantes castillos de Castilla-La Mancha y, a sus pies, el entramado de callejuelas del casco antiguo– hacia la inmensa planicie de Chinchilla de Montearagón –una joya medieval casi intacta–, Albacete capital y La Roda. Después, ya en Cuenca, la bella ciudad de San Clemente –tesoro de arquitectura renacentista, declarada Conjunto Histórico Artístico– y, enseguida, los paisajes cervantinos por antonomasia: Mota del Cuervo –y sus molinos de viento–, El Toboso –la patria de Dulcinea, ya en la provincia de Toledo–, La Villa de Don Fadrique, Villacañas, Tembleque –una de las más bellas plazas mayores de España, emblema del barroco popular del XVII- Mora y, por fin, la ciudad imperial: Toledo.
Desde allí, por las tierras de Torrijos –impresionantes los castillos de Barcience y de Maqueda– llegamos a Escalona, localidad de extraordinaria belleza monumental y obligada parada. Unos kilómetros más adelante, el extraordinario pinar de Almorox sirve de frontera y despedida: el camino seguirá por tierras de Madrid, Ávila, Valladolid y Zamora.
Prácticamente paralelo al Camino de Levante, coincidiendo la ruta en gran número de localidades, va el Camino del Sureste.
Camino del Sureste
Sale desde Alicante y recorre más de 300 poblaciones, en 28 etapas, hasta Benavente (León), donde se une al Camino Francés. Al igual que el camino levantino, se adentra en nuestra región por la provincia de Albacete pero, esta vez, por Caudete: pisaremos la antigua calzada prerromana del Camino de Aníbal y grandes extensiones de cultivos, hasta llegar a Pétrola –muy recomendable desviarnos a la Reserva Natural Laguna de Pétrola, un humedal de gran interés ornitológico–. Desde allí, un itinerario prácticamente idéntico al del Camino de Levante: Albacete, La Roda, El Toboso, Tembleque, Almonacid –reconoceremos desde decenas de kilómetros su castillo, vigía de La Mancha– Toledo, Escalona… hasta adentrarse en la comunidad de Madrid por Cadalso de los Vidrios.
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