Explora la ruta de patrimonio andalusí en Castilla-La Mancha y sumérgete en la belleza y la historia de su legado islámico. Descubre siglos de influencia cultural y arquitectónica que enriquecieron el arte y la cultura en la región.

De norte a sur y de este a oeste Castilla-La Mancha nos descubre medinas, castillos, alcazabas, murallas, palacios, mezquitas, baños públicos, fuentes, aljibes, paisajes... Un viaje en el tiempo y en el espacio para ver, sentir, oler, saborear y escuchar la riqueza de un legado cultural único. Al-Ándalus moldeó el actual mapa Castilla-La Mancha, y los itinerarios de estos Caminos de al-Ándalus nos permiten disfrutar de un bello, rico y sorprendente patrimonio material e inmaterial.

El itinerario IV de la ruta, Del paisaje andalusí al dominio de las órdenes militares, es uno de los diez que atraviesan las cinco provincias de la región y nos descubre un territorio marcado por la historia, la espiritualidad y el poder feudal.

La ruta recorre el valle alto del río Guadiana, entre las estribaciones de los Montes de Toledo y Sierra Morena; discurre por las comarcas del Campo de San Juan y el Campo de Montiel, territorios que en la Edad Media fueron dominios de las poderosas órdenes militares de San Juan de Jerusalén y Santiago. Es ideal para quienes buscan rutas culturales en Castilla-La Mancha con una fuerte carga histórica y patrimonial.

Un legado islámico oculto bajo fortalezas cristianas

Aunque hoy dominan el paisaje las iglesias, castillos y villas medievales cristianas, este espacio ya estaba configurado desde época islámica, con núcleos documentados entre los siglos X y XII. A pesar de que los restos arquitectónicos islámicos son escasos —con excepciones como el Castillo de la Estrella en Montiel o quizás algunos elementos en Alcázar de San Juan—, la huella de esta época está presente en la estructura del paisaje y en el origen de muchos asentamientos.

Las órdenes militares aprovecharon la antigua organización territorial islámica para asentar sus centros de poder cristiano, ubicando sus encomiendas y fortalezas sobre antiguos núcleos de población andalusíes. Esta superposición de culturas se refleja también en la convivencia con la población mudéjar, que permaneció en la región hasta la expulsión definitiva del islam en 1502.

De alquerías islámicas a señoríos feudales

La transformación del paisaje fue profunda. Mientras que en los siglos X y XI predominaban las alquerías islámicas junto a vegas fértiles y manantiales —con huertas y pequeños rebaños fáciles de proteger—, a partir del siglo XII el territorio evolucionó hacia un sistema feudal cristiano, donde las órdenes militares impusieron una economía basada en la ganadería trashumante y el cereal extensivo. A este modelo se añadieron, desde el siglo XIV, pequeñas parcelas de vid y olivo, dando lugar a un paisaje agrario que ha perdurado casi hasta nuestros días y que puede disfrutarse a través de caminos, senderos y pueblos que aún conservan esa memoria.